VIII.

Jeremías

Todos los hombres que sabían que sus mujeres quemaban

a otros, respondieron: «En lo que respecta a la palabra que nos has dirigido no te escuchamos. Éramos felices y no veíamos la desgracia. Pero desde que dejamos de quemar carecemos de todo y desapareceremos completamente».

Y las mujeres añadieron: «Cuando nosotras quemamos, ¿acaso hacemos tortas de nuestros maridos?».

VII.

Salmos

Hiciste la Luna para medir el tiempo,

señalaste al sol el momento de su ocaso;

mandas la oscuridad y cae la noche:

entonces rondan las fieras

y los cachorros rugen por la presa.

Todos esperan

que les des la comida a su tiempo:

si escondes tu rostro,

si les quitas el aliento, expiran

y vuelven al polvo.

VI.

Proverbios

La señora Necedad es turbulenta, es estúpida y no sabe nada.

Levítico

Ella se sienta en las profundidades del abismo,

a la entrada del encuentro.

Pondrá su cabeza y servirá de ovillo.  

Diálogos I. La salida de larca

Carta a Filemón

La salida de larca

—No dejo de dar gracias siempre que me acuerdo. He experimentado una gran alegría, viendo cómo tú aliviabas tus necesidades.

—Ahora te será muy útil (con gusto lo hubiera retenido), recíbelo como a mí mismo, anótalo a mi cuenta: la deuda eres tú mismo.

—Confío plenamente en tu docilidad; que tú harás más todavía de lo que te pido.

Catálogos I. Elogio de la buena ama de casa

Elogio de la buena ama de casa

proverbios

Una buena ama de casa, ¿quién la encontrará?

Ella hace bien el mal, todos los días de su vida.

Se levanta cuando aún es de noche, aplica sus manos, y sus dedos manejan al marido. Abre su boca con sabiduría, y en sus labios hay una enseñanza fiel.

Su marido la elogia: «¡Muchas mujeres han dado pruebas, pero tú las superas a todas!».

Engañoso es el encanto y vana la hermosura: entréguenle el fruto a sus manos y que sus obras la alaben.