domingo, 25 de mayo de 2014

XXI.

Salmo
         ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué estás lejos de mi (cl)amor y mis gemidos? Te invoco de día y de noche, y no encuentro descanso.
En ti confiaron nuestros padres.
Pero yo soy un gusano, no un hombre, los que me ven se burlan de mí, hacen una mueca y mueven la cabeza, y no hay nadie para socorrerme.
Me rodea una manada de novillos, me acorralan toros, abren sus fauces contra mí.
Soy como el agua que se derrama y todos mis huesos y mi corazón se han vuelto como cera, y se derriten en mi interior.

Yo puedo contar todos mis huesos; ellos miran con aire de triunfo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario